BAILE EN LA ORILLA DEL MAR

Descargada de Photothing

Dedicado a Mírian, mi inspiración

No me dejas. Todavía no.

¿Debemos olvidar los dulces besos,

Abandono nacido de acaricias de sueños

En la magia del momento engañoso

De las risas y lágrimas

Ilusión caprichosa

Del espejo fiel reflejando tu alma

Sujeto al imán poderoso

De tu mirada aterciopelada.

Delicias de tu toque
Ondas de luz insondables

Recuerdos reencontrados

Ocultos bajo de la luna

En este cofre de arena

Hechizada con el trino de mi flauta.

Tu falda apenas levantada

Girando con unas notas de farándula

Marcando el ritmo con tus piés

Acariciados por la espuma

Que desvanece, amable

Para celebrar esta parábola,

Aquel momento sagrado precisamente
Punteado por el silencio prestado

Por el  último grano deslizandose en el corredor

Del reloj de arena de nuestro anhelo.

Despúes de un largo medio-suspiro

La fuga vuelve a tocar staccato

En un esfuerzo desesperado

Durante aquel contrapunto

Tocando en triplecorcheas

La partitura donde las redondas

Y las blancas abundan sin contratiempo.

Interrompidos solamente por el guiño azulado

De la Cruz del Sur, guía segura del viajero

Buscando un mensaje portador de buen presagio

En el vestíbulo del destino

En casa del departamento de los objetos perdidos,

Sus manos febriles se aprietan

Y reciben en el silencio de sus corazones quietos

La sabiduría tan codiciada.

“Mis hijos amados, su búsqueda acaba aquí.

Su pedida está concedida, siguen su camino.

¿De que sirven estos lazos fútiles,

Estos hilos, estas sombras engañosas,

Este territorio de claroscuro, indefinido

Sin sello real, huella cierta de cambio ilícito?

¿Por qué intentar recuperar en la claridad del presente

Todo que se perdió en las tinieblas del pasado?”

Con esta revelación, puente suspendido

Vínculo salvador entre dos acantilados

Pasarela estrecha de fe, apoyo de amor providencial

Atravesando este abismo entre tierra y cielo

Ellos se balancean sin tambalear

Funámbulos sin red con los ojos clavados

En la sencilla promesa de alcanzar la otra ribera

Remanso de paz y alegría.

El sueño veleidoso

Abre sus ojos deslumbrados.

Una melodía sublime nacida

De un gesto tierno de tu mano perfumada

Sobre mi frente morena

Me invade de embeleso,

Confundiendo mi pensamiento submergido

Por el flujo de harmonía celestial

Rozamiento magistral

En las cuerdas abandonadas al placer

De dejarte tocarme,

Yo, tu guitarra, entre tus brazos,

Apenas bastante apretada

Para volverme mi libertad de escojer

De quedarme contigo

Buceando en la emoción.

Por apenas un momento hundido

Reposo mis pensamientos

Sobre tu seno papachador

Muy cerca de tu corazón de oro

Sobre el cual sin esfuerzo

Este pequeño hombre se duerme

Arullado por el movimiento

De este encanto, maravilloso cúmplice
Colmo de felicidad apacible.

Jean-Louis