Por jean-Louis.
Voy a contarles la historia verdadera de mi perrita Spunky ya muerta de vejez desde hace unos años. Muchos años antes de la ocurrencia de esta historia, Spunky, una pequeña cachorra estuvo perdida y caminando en el jardín de la casa de una coñecida. Fue adoptada por la familia.
Unos años más tarde, a los 8 o 9 años de edad, se perdió y no pudimos encontrarla a pesar de todo lo que tratamos de hacer. Unos 9 meses después que la perdimos, una noche estuvimos juntos mis hijos, una amiga y sus hijos alrededor de la mesa listos para comer. Yo vivía soltero con mis niños a como 15 kilómetros de la casa donde estuvimos cenando.
Antes de comer, les pide a todos hacer una pequeña oración de gratitud al Señor por sus bendiciones. Los niños oraban cada uno en su turno. Cuando llego el turno de Giselle, ella oro simplemente al Padre una petición muy sencilla que salió de su corazón. Tenía apenas 8 anos en este tiempo. Ella dijo: Padre amado, yo extraño a Spunky, puede por favor, devolvérnosla, Gracias Padre por tu amor. Y se quedó quieta.
Yo como adulto, pensé en silencio: "Ah, que buena oración, mientras dudando que el Señor iba a hacer cualquier cosa (estamos aquí hablando de “resurrección” porque Spunky había desaparecido por más de 9 meses. Seguro que era muerta". Era una reacción muy escéptica y madura de mi parte! Después de la comida, nos despedimos y regresamos a nuestra casa.
En la mañana siguiente a las 7:30 horas. Acompaño mis hijos al bus de la escuela como cada día. Al salir de la casa para ir al trabajo, tomo el camino que llega a la calle y que veo en el medio de la calle? Spunky juntos con otros perros salvajes, perdidos.
Ay, Ay, Ay. El Espíritu Santo me tocó el corazón de manera muy fuerte. Su voz suave, aunque fuerte, me estaba susurrando;
"Tu tienes tantos años de caminar conmigo y conoces tanto mi palabra. Pero tu hija, una niña de apenas 8 anos me pidió una bendición con fe y amor y aquí está frente a ti. Jean-Louis, te hace falta la fe como la de tu niña". Ay de mí, reprendido por mi Señor. Tuve que confesar mi falta de fe, pedir que me perdonaría mi actitud cínica y ore que me daría esta fe como la de mi hija.
Eso no podía ser coincidencia. Después de todos nuestros esfuerzos humanos no podíamos hallar Spunky, pero Dios es todo poderoso y misericordioso. Sabía El donde estaba Spunky y la puso en el camino mío precisamente en el tiempo que estuve saliendo. Unos minutos antes o después, y no la hubiera podido encontrar porque los perros estuvieron corriendo libres en grupo. Fíjate!
Spunky estuvo muy delgada, enferma. Tenía pedacitos de piel sin pelo, llena de sarna y casi no me reconoció. Yo la devolví a la casa y después de unas semanas de tratamiento, se volvió a ser muy alegre y en buena forma. Imagínense la alegría que sentimos y la gratitud hacia nuestro Buen Pastor que no solamente cuida de las ovejas perdidas pero también de los perros! Que les parece eso. Es la historia que quiero recordar a mi hija cuando quiero animarla a entregarse al Señor.
Eso es la historia de Spunky. Me gusta mucho testificar de la gracia y del poder de Dios en la vida de mis hijos.